Bburago, un poco de su historia
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Bburago, un poco de su historia
Bburago
Si algo tiene Bburago que no tienen el resto de sus competidoras, es un curioso hecho que con el tiempo seguramente convertirá esta firma en mítica, pues una legión de coleccionistas, ya sea a escala 1/24 como 1/18, iniciaron su colección de coches miniatura con los productos de esta marca norte-italiana.
Evidentemente han existido (y existen) marcas más elitistas, como por ejemplo Kyosho o más potentes como Maisto, pero el hecho de que muchos apartásen los pequeños Guisval o Majorette de las estanterías para situar en su lugar un Bburago, es algo que queda en la memoria durante toda la vida.
La elección de Bburago para dar el paso de coleccionar infantiles coches de juguete a coleccionar coches a escala no es casual, pues nos fijamos en Bburago por su relación calidad-precio, realmente equilibrado y siendo lo mejor que las adolescentes economías se podían permitir en aquel entonces. Otro de los factores determinantes fue la disponibilidad, pues aunque inicialmente aparecieron de forma sutil en los escaparates, los Bburago se fueron expansionando gracias a una efectiva red distribución, vendiéndose incluso en comercios que aquello del coleccionismo les quedaba muy lejos, como por ejemplo gasolineras, estancos, kioscos y papelerías. Por último, otro de los factores clave es que esta marca disponía de un extenso catálogo de Ferraris, Porsches, Lamborghinis y como no, Dodge con sus preciosos Viper RT/10 primero y GTS después.
Historia de Bburago
Bburago nació en 1974 bajo el nombre de Martoys, cambiando su denominación por la definitiva Bburago solo unos pocos años después. El nombre de Bburago es un juego de palabras en que la primera "B" corresponde al apellido de su fundador y propietario, Mario Bessana y "burago" es ni más ni menos que el nombre de la población donde se encontraba físicamente la empresa, Burago Di Molgora, una pequeña población cerca de Milán pero también cercana a Módena y Maranello, poblaciones de peregrinación obligada para todo ferrarista que se precie.
La marca transalpina inicialmente se especializaría en la escala 1/24, realizando modelos a medio camino entre el juguete y la miniatura, aunque a mediados de los ochenta se estrenaría con gran éxito en la escala 1/18. Finalmente, una de las últimas escalas con las cuales trabajó sería la 1/43, aunque ciertamente con un nivel tanto de acabado como de reproducción muy pobre, siendo considerados estos 1/43 de Bburago más juguetes que reproducciones de colección. La marca también realizaría algunas escaramuzas en lo que a escalas más pequeñas se refiere, como por ejemplo la 1/87, fabricando pequeños modelos realizados enteramente de metal brillante, algunos de los cuales se transformaban en llaveros.
En la escala 1/24 Bburago siempre fue una gran especialista, siendo el Peugeot 205 T16 de 1985 y el Lancia Delta S4 de 1986 (este último en su versión prototipo) algunos de sus mejores modelos. Otros modelos recordados con mucho cariño por los aficionados son el Land Rover, el Alfa Romeo 75 (con diversas decoraciones policiales italianas) y el Range Rover Safari.
Pero permítanos el lector/a retroceder a un año antes, ya que en 1984 Bburago daría un salto cualitativo en su catálogo de productos lanzando su primer modelo a escala 1/18. El modelo elegido sería el Mercedes-Benz 300 SL, también llamado "Alas de Mariposa". Bburago no podía haber elegido un modelo mejor para iniciarse en una escala que con el tiempo sería la que más prestigio y alegrías le traería. A este Mercedes-Benz le siguieron modelos actuales por entonces como el Ferrari Testarossa, F40, GTO o bien reproducciones de coches clásicos como los Mercedes SSK o el impresionante Bugatti "Type 59" de los años treinta con su característico color azul.
Mario Besana, considerado por muchas personas como un empresario inteligente y emprendedor, también conseguiría para Bburago algo tan difícil como que Ferrari le concediese la licencia para reproducir sus deportivos a escala 1/24, con lo cual casi inundó el mercado americano con sus reproducciones cuando la marca de miniaturas, a finales de la década de los ochenta, disponía ya de la exclusiva para esta escala. A tanto llegó este idilio entre ambas marcas que incluso Ferrari, cuando presentaba sus nuevos modelos, obsequiaba a sus invitados con reproducciones de Bburago. Incluso con el Ferrari F50 sucedió el hecho de que antes se comercializó la miniatura a escala 1/18 que el modelo real.
Y con el siempre delicado asunto de las licencias, en 1997 otra empresa automovilística concedería una exclusiva a Bburago, pues la alemana Porsche autorizó a la marca de miniaturas la fabricación en exclusiva durante todo 1998 a escala 1/18 de su nuevo modelo 911 versión ´97.
Bburago tenía grandes ventajas, pues como se ha comentado antes en este mismo artículo, la distribución fue realmente excelente, encontrándose sus modelos en muchos establecimientos y poblaciones, por pequeñas que estas fueran, con un preció de venta muy interesante en relación a la calidad. Sobre sus desventajas, Bburago siempre jugó a ser entre una marca de colección y de juguete puro y duro, indecisión que pagó ciertamente cara con los años, pues por una parte sus productos eran parcos en detalles o nuevos sistemas de fabricación para el coleccionista, y por otra parte sus coches eran demasiado sofisticados y caros para un niño/a de corta edad.
Desgraciadamente las cosas empezarían a torcerse justo en los inicios del nuevo milenio, pues es precisamente en esta época que Ferrari retira la licencia a Bburago, desapareciendo de golpe y porrazo (y en todas las escalas) los modelos del caballino rampante que hasta entonces tenia la marca en su catálogo, representando un golpe muy duro para el fabricante de miniaturas, golpe por otra parte del que ya no se recuperaría. Modelos como el recién estrenado Ferrari 360 Modena a escala 1/18, con poco tiempo en el catálogo, muy seguramente se transformarán a corto plazo en modelos muy buscados.
En el catálogo continuaban existiendo referencias tan preciosas como el Alpine Renault A110, Volkswagen Beetle (antiguo y moderno), Aston Martín Vanquish V12 o el novedoso Lamborghini Murciélago (que para el que escribe este artículo se trató del canto del cisne de Bburago). No obstante, estos modelos continuaban con los mismos defectos que adolecía Bburago desde hacía años, es decir, un grado de detalles correcto pero en muchos casos insuficiente para el coleccionista que ya había crecido y por tanto, exigía más de su marca preferida, la utilización de adhesivos gruesos cuando todas las demás marcas utilizaban desde hacia tiempo la tampografía y la utilización de ruedas idénticas tanto para el tren delantero como para el trasero de los coches. En suma pequeños detalles pero que juntos hacían que el coleccionista se fijara más en otras marcas que en Bburago.
En el año 2005 Bburago entraría en situación de quiebra y no fue hasta inicios del 2007 que no se volverían a conocer más noticias oficiales sobre esta marca, activándose de nuevo su web con un nuevo catálogo de productos aunque curiosamente algunos de ellos idénticos a los de Maisto.
El esfuerzo realizado por esta nueva Bburago es ciertamente admirable, pues a pesar de contar con algunas pocas referencias del antiguo catálogo y ningún Ferrari, se incorporaron muchos nuevos modelos, escalas como la 1/32 e incluso reproducciones de motocicletas. Ciertamente significó una gran alegría para los seguidores de esta fábrica de miniaturas.
La família Besana
Hablar de Bburago es, debido a sus características de empresa familiar, hablar también de la familia Besana, la cual manejó los hilos de la empresa hasta el final de esta.
En el año 1959 los hermanos Ugo y Martino Besana fundan la marca Mebetoys (Mecánica Besana Toys) en la localidad de Oliggio Castello (Italia) fabricando armas y fusiles de aire comprimido, no siendo hasta 1966 cuando empiezan a producir miniaturas de coches a escala 1:43. Dentro de Mebetoys Ugo seria quien se encargaría de diseñar los modelos y Martino dirigiría la empresa, aunque bien pronto contarían con la colaboración de su hermano Mario.
Mario Besana que con el tiempo se transformaría en el eje principal de Bburago nació en el año 1925. Con solo doce años, concretamente en el 1937, empezó a trabajar como aprendiz en una biblioteca de Milán. Aunque solo era un chico su forma de pensar y actuar se asemejaba al de un adulto curtido en los negocios. Gracias a esta característica a los veinticuatro años ya era director técnico de producción de una industria de juguetes de Milán.
En 1969 se produce un hecho singular y es que la multinacional Mattel, atraída por el buen hacer de los Besana y sobretodo por los métodos modernos que utilizaban, adquiere Mebetoys aunque los tres hermanos continuaron trabajando dentro de la compañía hasta 1974, fecha en que expiraría una cláusula del contrato de compra que los obligaba a no hacer la competencia a Mattel con productos similares. Así pues, ese mismo año y ya con las manos libres los Besana fundaron Martoys, la cual pronto cambiaria su nombre para denominarse Bburago a partir de 1976.
Con los años Mario sería quien acabaría llevando las riendas de Bburago, o como mínimo así se ha dado a entender, realizando un trabajo impecable y sobretodo otorgando una merecida fama a la marca y también a Burago di Molgora, la pequeña población situada en el norte de Italia y cerca de Milán donde la firma tenía su cuartel general.
A partir de este momento se iniciaría la historia comentada anteriormente sobre Bburago hasta los años noventa, concretamente hasta 1993 año en que fallece Martino, uno de los tres hermanos fundadores.
Otra fecha importante para la familia, y en especial para Mario fue precisamente el dos de junio de 1994, cuando le fue otorgada la distinción de "Cavalieri del Lavoro", una mención de gran prestigio y reconocimiento en Italia.
El colapso de la marca fue repentino encontrándose de golpe al borde del precipicio, con una deuda enorme, errores graves de gestión por parte de sus propietarios, competencia de marcas baratas asiáticas y un cambio generacional que no cuajó, pues entre Marco y Paolo Besana (hijos de Mario) existían muchas diferencias a la hora de llevar el negocio.
Finalmente Bburago cerró las puertas en el año 2005 siendo vendida casi dos años después a Maisto. Pero los problemas para la familia Besana no terminaron con la desaparición de Bburago, pues precisamente tras este final empezaron a vivir un auténtico infierno, ya que el día 18 de septiembre de 2006 la justicia italiana abrió una investigación para aclarar el paradero de aproximadamente cinco millones de Euros procedentes de Bburago y que se quisieron desviar hacia la Republica Checa.
Esto significaba un delito de quiebra fraudulenta y desviación de dinero hacia otro país, siendo Marco detenido junto a otras personas que presuntamente colaboraron en la trama e incluso encarcelado durante un breve periodo de tiempo. Por cierto, comentar que el caso actualmente todavía se encuentra pendiente de juicio, por lo que en un futuro este particular y desafortunado "culebrón" tendrá continuidad.
A todo ello Mario Besana vería vacías las salas de la fábrica, otrora repletas de máquinas y equipamiento que fue enviado a China por los nuevos propietarios, con los muelles de carga ausentes de camiones que diariamente llegaban de puntos de toda Europa para cargar las miniaturas que Bburago fabricaba.
Comentar que Mario siempre se encontró vinculado con la población donde estableció su imperio, un localidad que aumentó de 1.500 almas en 1971 hasta las 4.300 en 1991 gracias a la actividad fabril de Bburago. Nuestro protagonista ayudó en la construcción de un nuevo campanario para la parroquia e incluso los columpios de los jardines públicos fueron donados por Mario Besana. Por fortuna los habitantes de Burago di Molgora se mostraron siempre orgullosos de que una marca tan internacionalmente conocida llevase el nombre de su población.
Desgraciadamente Mario Besana fallecería a la edad de 83 años una triste tarde del 17 de mayo de 2009 y víctima de un cáncer que junto a la melancolía lo fue destrozando, cerrándose de esta forma una vida de duro trabajo a la cual muchas personas le deben el ser aficionados a los coches en miniatura.
Para terminar y despedir a este Cavalieri del Lavoro, una de sus frases favoritas y que indicaba hasta que punto amaba lo que hacia: "Mi objetivo es hacer soñar a pequeños de tres a noventa años".
Si algo tiene Bburago que no tienen el resto de sus competidoras, es un curioso hecho que con el tiempo seguramente convertirá esta firma en mítica, pues una legión de coleccionistas, ya sea a escala 1/24 como 1/18, iniciaron su colección de coches miniatura con los productos de esta marca norte-italiana.
Evidentemente han existido (y existen) marcas más elitistas, como por ejemplo Kyosho o más potentes como Maisto, pero el hecho de que muchos apartásen los pequeños Guisval o Majorette de las estanterías para situar en su lugar un Bburago, es algo que queda en la memoria durante toda la vida.
La elección de Bburago para dar el paso de coleccionar infantiles coches de juguete a coleccionar coches a escala no es casual, pues nos fijamos en Bburago por su relación calidad-precio, realmente equilibrado y siendo lo mejor que las adolescentes economías se podían permitir en aquel entonces. Otro de los factores determinantes fue la disponibilidad, pues aunque inicialmente aparecieron de forma sutil en los escaparates, los Bburago se fueron expansionando gracias a una efectiva red distribución, vendiéndose incluso en comercios que aquello del coleccionismo les quedaba muy lejos, como por ejemplo gasolineras, estancos, kioscos y papelerías. Por último, otro de los factores clave es que esta marca disponía de un extenso catálogo de Ferraris, Porsches, Lamborghinis y como no, Dodge con sus preciosos Viper RT/10 primero y GTS después.
Historia de Bburago
Bburago nació en 1974 bajo el nombre de Martoys, cambiando su denominación por la definitiva Bburago solo unos pocos años después. El nombre de Bburago es un juego de palabras en que la primera "B" corresponde al apellido de su fundador y propietario, Mario Bessana y "burago" es ni más ni menos que el nombre de la población donde se encontraba físicamente la empresa, Burago Di Molgora, una pequeña población cerca de Milán pero también cercana a Módena y Maranello, poblaciones de peregrinación obligada para todo ferrarista que se precie.
La marca transalpina inicialmente se especializaría en la escala 1/24, realizando modelos a medio camino entre el juguete y la miniatura, aunque a mediados de los ochenta se estrenaría con gran éxito en la escala 1/18. Finalmente, una de las últimas escalas con las cuales trabajó sería la 1/43, aunque ciertamente con un nivel tanto de acabado como de reproducción muy pobre, siendo considerados estos 1/43 de Bburago más juguetes que reproducciones de colección. La marca también realizaría algunas escaramuzas en lo que a escalas más pequeñas se refiere, como por ejemplo la 1/87, fabricando pequeños modelos realizados enteramente de metal brillante, algunos de los cuales se transformaban en llaveros.
En la escala 1/24 Bburago siempre fue una gran especialista, siendo el Peugeot 205 T16 de 1985 y el Lancia Delta S4 de 1986 (este último en su versión prototipo) algunos de sus mejores modelos. Otros modelos recordados con mucho cariño por los aficionados son el Land Rover, el Alfa Romeo 75 (con diversas decoraciones policiales italianas) y el Range Rover Safari.
Pero permítanos el lector/a retroceder a un año antes, ya que en 1984 Bburago daría un salto cualitativo en su catálogo de productos lanzando su primer modelo a escala 1/18. El modelo elegido sería el Mercedes-Benz 300 SL, también llamado "Alas de Mariposa". Bburago no podía haber elegido un modelo mejor para iniciarse en una escala que con el tiempo sería la que más prestigio y alegrías le traería. A este Mercedes-Benz le siguieron modelos actuales por entonces como el Ferrari Testarossa, F40, GTO o bien reproducciones de coches clásicos como los Mercedes SSK o el impresionante Bugatti "Type 59" de los años treinta con su característico color azul.
Mario Besana, considerado por muchas personas como un empresario inteligente y emprendedor, también conseguiría para Bburago algo tan difícil como que Ferrari le concediese la licencia para reproducir sus deportivos a escala 1/24, con lo cual casi inundó el mercado americano con sus reproducciones cuando la marca de miniaturas, a finales de la década de los ochenta, disponía ya de la exclusiva para esta escala. A tanto llegó este idilio entre ambas marcas que incluso Ferrari, cuando presentaba sus nuevos modelos, obsequiaba a sus invitados con reproducciones de Bburago. Incluso con el Ferrari F50 sucedió el hecho de que antes se comercializó la miniatura a escala 1/18 que el modelo real.
Y con el siempre delicado asunto de las licencias, en 1997 otra empresa automovilística concedería una exclusiva a Bburago, pues la alemana Porsche autorizó a la marca de miniaturas la fabricación en exclusiva durante todo 1998 a escala 1/18 de su nuevo modelo 911 versión ´97.
Bburago tenía grandes ventajas, pues como se ha comentado antes en este mismo artículo, la distribución fue realmente excelente, encontrándose sus modelos en muchos establecimientos y poblaciones, por pequeñas que estas fueran, con un preció de venta muy interesante en relación a la calidad. Sobre sus desventajas, Bburago siempre jugó a ser entre una marca de colección y de juguete puro y duro, indecisión que pagó ciertamente cara con los años, pues por una parte sus productos eran parcos en detalles o nuevos sistemas de fabricación para el coleccionista, y por otra parte sus coches eran demasiado sofisticados y caros para un niño/a de corta edad.
Desgraciadamente las cosas empezarían a torcerse justo en los inicios del nuevo milenio, pues es precisamente en esta época que Ferrari retira la licencia a Bburago, desapareciendo de golpe y porrazo (y en todas las escalas) los modelos del caballino rampante que hasta entonces tenia la marca en su catálogo, representando un golpe muy duro para el fabricante de miniaturas, golpe por otra parte del que ya no se recuperaría. Modelos como el recién estrenado Ferrari 360 Modena a escala 1/18, con poco tiempo en el catálogo, muy seguramente se transformarán a corto plazo en modelos muy buscados.
En el catálogo continuaban existiendo referencias tan preciosas como el Alpine Renault A110, Volkswagen Beetle (antiguo y moderno), Aston Martín Vanquish V12 o el novedoso Lamborghini Murciélago (que para el que escribe este artículo se trató del canto del cisne de Bburago). No obstante, estos modelos continuaban con los mismos defectos que adolecía Bburago desde hacía años, es decir, un grado de detalles correcto pero en muchos casos insuficiente para el coleccionista que ya había crecido y por tanto, exigía más de su marca preferida, la utilización de adhesivos gruesos cuando todas las demás marcas utilizaban desde hacia tiempo la tampografía y la utilización de ruedas idénticas tanto para el tren delantero como para el trasero de los coches. En suma pequeños detalles pero que juntos hacían que el coleccionista se fijara más en otras marcas que en Bburago.
En el año 2005 Bburago entraría en situación de quiebra y no fue hasta inicios del 2007 que no se volverían a conocer más noticias oficiales sobre esta marca, activándose de nuevo su web con un nuevo catálogo de productos aunque curiosamente algunos de ellos idénticos a los de Maisto.
El esfuerzo realizado por esta nueva Bburago es ciertamente admirable, pues a pesar de contar con algunas pocas referencias del antiguo catálogo y ningún Ferrari, se incorporaron muchos nuevos modelos, escalas como la 1/32 e incluso reproducciones de motocicletas. Ciertamente significó una gran alegría para los seguidores de esta fábrica de miniaturas.
La família Besana
Hablar de Bburago es, debido a sus características de empresa familiar, hablar también de la familia Besana, la cual manejó los hilos de la empresa hasta el final de esta.
En el año 1959 los hermanos Ugo y Martino Besana fundan la marca Mebetoys (Mecánica Besana Toys) en la localidad de Oliggio Castello (Italia) fabricando armas y fusiles de aire comprimido, no siendo hasta 1966 cuando empiezan a producir miniaturas de coches a escala 1:43. Dentro de Mebetoys Ugo seria quien se encargaría de diseñar los modelos y Martino dirigiría la empresa, aunque bien pronto contarían con la colaboración de su hermano Mario.
Mario Besana que con el tiempo se transformaría en el eje principal de Bburago nació en el año 1925. Con solo doce años, concretamente en el 1937, empezó a trabajar como aprendiz en una biblioteca de Milán. Aunque solo era un chico su forma de pensar y actuar se asemejaba al de un adulto curtido en los negocios. Gracias a esta característica a los veinticuatro años ya era director técnico de producción de una industria de juguetes de Milán.
En 1969 se produce un hecho singular y es que la multinacional Mattel, atraída por el buen hacer de los Besana y sobretodo por los métodos modernos que utilizaban, adquiere Mebetoys aunque los tres hermanos continuaron trabajando dentro de la compañía hasta 1974, fecha en que expiraría una cláusula del contrato de compra que los obligaba a no hacer la competencia a Mattel con productos similares. Así pues, ese mismo año y ya con las manos libres los Besana fundaron Martoys, la cual pronto cambiaria su nombre para denominarse Bburago a partir de 1976.
Con los años Mario sería quien acabaría llevando las riendas de Bburago, o como mínimo así se ha dado a entender, realizando un trabajo impecable y sobretodo otorgando una merecida fama a la marca y también a Burago di Molgora, la pequeña población situada en el norte de Italia y cerca de Milán donde la firma tenía su cuartel general.
A partir de este momento se iniciaría la historia comentada anteriormente sobre Bburago hasta los años noventa, concretamente hasta 1993 año en que fallece Martino, uno de los tres hermanos fundadores.
Otra fecha importante para la familia, y en especial para Mario fue precisamente el dos de junio de 1994, cuando le fue otorgada la distinción de "Cavalieri del Lavoro", una mención de gran prestigio y reconocimiento en Italia.
El colapso de la marca fue repentino encontrándose de golpe al borde del precipicio, con una deuda enorme, errores graves de gestión por parte de sus propietarios, competencia de marcas baratas asiáticas y un cambio generacional que no cuajó, pues entre Marco y Paolo Besana (hijos de Mario) existían muchas diferencias a la hora de llevar el negocio.
Finalmente Bburago cerró las puertas en el año 2005 siendo vendida casi dos años después a Maisto. Pero los problemas para la familia Besana no terminaron con la desaparición de Bburago, pues precisamente tras este final empezaron a vivir un auténtico infierno, ya que el día 18 de septiembre de 2006 la justicia italiana abrió una investigación para aclarar el paradero de aproximadamente cinco millones de Euros procedentes de Bburago y que se quisieron desviar hacia la Republica Checa.
Esto significaba un delito de quiebra fraudulenta y desviación de dinero hacia otro país, siendo Marco detenido junto a otras personas que presuntamente colaboraron en la trama e incluso encarcelado durante un breve periodo de tiempo. Por cierto, comentar que el caso actualmente todavía se encuentra pendiente de juicio, por lo que en un futuro este particular y desafortunado "culebrón" tendrá continuidad.
A todo ello Mario Besana vería vacías las salas de la fábrica, otrora repletas de máquinas y equipamiento que fue enviado a China por los nuevos propietarios, con los muelles de carga ausentes de camiones que diariamente llegaban de puntos de toda Europa para cargar las miniaturas que Bburago fabricaba.
Comentar que Mario siempre se encontró vinculado con la población donde estableció su imperio, un localidad que aumentó de 1.500 almas en 1971 hasta las 4.300 en 1991 gracias a la actividad fabril de Bburago. Nuestro protagonista ayudó en la construcción de un nuevo campanario para la parroquia e incluso los columpios de los jardines públicos fueron donados por Mario Besana. Por fortuna los habitantes de Burago di Molgora se mostraron siempre orgullosos de que una marca tan internacionalmente conocida llevase el nombre de su población.
Desgraciadamente Mario Besana fallecería a la edad de 83 años una triste tarde del 17 de mayo de 2009 y víctima de un cáncer que junto a la melancolía lo fue destrozando, cerrándose de esta forma una vida de duro trabajo a la cual muchas personas le deben el ser aficionados a los coches en miniatura.
Para terminar y despedir a este Cavalieri del Lavoro, una de sus frases favoritas y que indicaba hasta que punto amaba lo que hacia: "Mi objetivo es hacer soñar a pequeños de tres a noventa años".
juancae- Usuario Nuevo
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Fecha de inscripción : 03/08/2011
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Localización : juancae@yahoo.com.ar
Re: Bburago, un poco de su historia
CON LA MARCA BURAGO EMPECE MI COLECCION, ES UNA FERRARI 126 C4 TURBO EN 1/24 A LA CUAL COMPRE POR LOS AÑOS 90. SI BIEN NO ES DE LAS MARCAS TOP YO LE TENGO UN GRAN CARIÑO A LA MARCA ITALIANA QUE EN ESE TIEMPO AUN ERA ITALIANA. ES MUY BUENO QUE TRAIGAS AL PRESENTE LA HISTORIA DE LAS MARCAS QUE COLECCIONAMOS. SALUDOS
Don Enzo- De Elite
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